Es necesario determinar el marco legal de lo justo y de lo injusto; lo verdadero de lo falso. La ley es un derecho ganado por los pueblos a lo largo de su vida histórica y la vida de la humanidad; nos permite la convivencia y el respeto que nos debemos como ciudadanos. El derecho a la democracia se construye en el hacer cotidiano y es una conquista de la libertad que permite alcanzar la igualdad para todos.
Por ello, hoy quiero solidarizarme y dedicar este post a las miles de familias que como yo, sufren ante la Justicia por casos de negligencia médica, un proceso complicado, que puede durar mucho tiempo.
Todas las negligencias son graves, sólo el hecho de ser una negligencia ya lo es, y más grave todavía, naturalmente, cuando el resultado es la muerte.
Es una situación inimaginable, dantesca, de ciencia ficción la que sufrimos las familias de las victimas, encontrándonos con que la triste realidad que la mayoría de las veces no podemos demostrar la injusticia. Y, para más ignominia, hay quienes nos acusan de querer enriquecernos a costa de las mismas. Y yo me pregunto; ¿Quién puede tener el alma tan negra para creer que una compensación económica puede pagar la muerte de un hijo, una madre, un padre, un hermano etc. o un coma irreversible, una incapacidad?... ¿Cree alguien que con dinero se puede pagar el daño causado a las víctimas de esta sin razón que sobrepasa los límites de la comprensión humana?.
Hay quienes han perdido todo su patrimonio, todo por buscar justicia, y, el resultado final en algunos casos, es que las victimas han resultado ser las condenada/os a pagar las costas.
La Ley ha de ser igual para todos. Y el hecho de que algunas víctimas ganen pleitos, no quiere decir que se cumpla con la Ley, porque no hay dinero en el mundo que pueda pagar lo que vale una vida humana. Se tiene que trabajar para evitar las negligencias lo mismo que se trabaja para terminar con la violencia de género o cualquier otro tipo de violencia o agresión.
Si toleramos las injusticias, terminamos siendo cómplices de las mismas. ¡Seguiré luchando!. ¡En nombre de mi madre y de la verdad!.