En cierta ocasión oí decir a un ilustre pensador, algo así como que las fuerzas del mal tienen más éxito que las fuerzas del bien. Quise interpretar de sus palabras que cuando se dice o se hace algo que pueda suponer progreso para el género humano es necesario esforzarse y empeñarse más que cuando se actúa en contra de la razón. Que la defensa de la verdad es muy costosa, mientras que mentir es gratuito. Pues algo parecido está ocurriendo con el PP.
El Gobierno de Rajoy ya ha dejado claro la voluntad de aprovechar la crisis como una oportunidad para imponer reformas injustas, que profundicen un determinado modelo de sociedad. Especialmente visible en la presión para reducir el peso del sector público, sin encarar una reforma real para mejorar la calidad del gasto público.
Una clara tendencia social regresiva; la congelación del salario mínimo interprofesional (SMI) la reforma de la Ley del Aborto, una nueva Ley del Menor, penas de prisión permanentes y/o la implantación co-pago en segunda instancia, con dos justicias diferentes, una para los pudientes y otra para las clases baja y medias. Reducir prestaciones sociales. Suprimir la asignatura de Educación para la Ciudadanía. por una educación cívica y constitucional, -únicamente para contentar a los sectores fundamentalistas religiosos-. Junto con los recortes, los ajustes presupuestarios y las subidas de impuestos que frenan el consumo, lo que supone una merma en la producción y, como consecuencia, un aumento del desempleo, cerrando, de esta manera, un círculo destructivo de la situación socioeconómica.
Todo ello, con la exculpación de presuntos delincuentes ante la evidente prueba de culpabilidad, persecución y condena de personas que buscan y luchan por el progreso. Sin olvidar la información de algunos medios de comunicación irreflexiva y machacona.
Y esto “es sólo el inicio del inicio“. La segunda oleada se espera pasadas las elecciones autonómicas andaluzas en marzo.
